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viernes, 4 de marzo de 2022

Ahora las antagonistas somos del mismo sexo….


 

Por: Danitza Rojas Genao

Èsta, la sociedad del conocimiento que se nutre cual vampiro abriendo del talento, arrojo y ganas por sobresalir de las mujeres valiosas, trata con desdén a las féminas que intentan salir adelante, lo trágico es que el gran porciento de este daño sale de expresiones naturales de otras del mismo género que dicen: ¡wao te apuesto que consiguió ese cargo, porque se acostó con el jefe¡, caramba esas mosquitas muertas son las más peligrosas, se nota que está hecha, no entiendo porque siempre ella quiere brillar y ser la primera.

Que las críticas más duras y las expresiones más ásperas a las mujeres provengan de otras del mismo sexo, posiblemente es lo mas doloroso e inaudito, ya que muchas además del género, compartimos el dolor de no recibir las mismas oportunidades, además del respeto en lo laboral y la consideración social de la que disfrutan los hombres.

Indiscutible es la verdad, de que muchas han pasado por experiencias dolorosas de maltrato y exclusión en las que no se le han ofrecido las mismas oportunidades de educarse y salir adelante que a los hombres y por lo tanto no han podido desarrollarse de manera óptima, lo que les ha provocado cierto rezago y molestia, y lo que mas indigna es que ante ese dolor, se arremeta contra sus iguales.

Todavía hay muchos que no alcanzan a captar la magnitud de reto de ser mujeres en una sociedad compleja, la lucha de las mujeres es tan diversa que en este tiempo ha tenido que migrar de manera rauda  de los espacio donde habían masculinos y se ha situado en los lugares comunes de mujeres, ya que las nuevas antagonistas somos las del mismo sexo, compartimos peluquera, manicurista y hasta ginecóloga, nos encontramos en espacios comunes lo que hace que el daño pueda tener una magnitud mayor, los epicentros donde se forman las críticas más acérrimas contra mujeres son ahora las oficinas, tiendas e instituciones.

Que una mujer tenga que ganarse el espacio en un ambiente de hombres es totalmente comprensible, lo que resulta complejo y no hace sentido, es que nosotras tenemos que convertirnos en defensoras de nosotras mismas frente a otras de nuestro género, deberíamos ser las primeras en regalar likes, comprar boletas o inscribirnos en los cursos que otras mujeres organicen.

Pudiéramos ser nosotras las super heroínas de nosotras mismas las que le dijéramos a las niñas pequeñas deberías parecerte o mira que bien lo hace la profesional, la vecina, la amiga, tristemente las madres  enseñamos a las niñas a ser rivales, las maestras promovemos el antagonismo en las aulas y vivimos en la sociedad de la individualidad en la que se promueve que primero estás tú y que todo lo demás debe esperar, valen mas las horas en el gym o en la estética que los años en la universidad, hace mas sentido  una influencer que muestra carne que una mujer que forma su familia.

Hay una mujer que se emplea en hacerlo bien que se enfoca en poner su toque personal a lo que le corresponde y que trabaja  sus metas para poder dar los pasos que necesita dar, hay una mujer que sabe que necesita de las demás, que valora el rol masculino y que no pretende competir, hay una mujer que ha aprendido extender su alas sin la imperiosa necesidad de mutilar o cortar las alas de quién este en cerca, hay una mujer que ha utilizado sus sueños como la gran red sobre la cual se va a mover cuando sea necesario.

Empecemos a ser sororas y respetuosas de las demás, utilicemos la empatía para establecer relaciones con otras mujeres, hagamos conexión con mujeres que tengan ideas parecidas y mezclémonos con las que tienen ideas muy diferentes a todas les aprenderemos, ya que la otra no es mi enemiga o la competencia en la otra hay otra mujer que está haciendo lo que le gusta y lo que le hace feliz al igual que yo.