por: Joseline
Mojica
Nelsida Hernández
La autoestima es la capacidad de
relación con uno mismo y la manera en que se percibe el ser humano dentro del
mundo, esta percepción puede ser adecuada o inadecuada (Montoya y Sal
2001).Otra concepción plantea que es la disposición a considerarse competente
para hacer frente a los desafíos básicos de la vida y sentirse merecedor de la
felicidad (Brandon, 1994).
La sociedad actual está llena de
transformaciones tanto positiva y
negativa que agobian a las familias como el avance de la tecnología, el alto
nivel de la delincuencia, la falta de
educación, entre otros.
La familia posee un papel primordial en
la formación de una autoestima adecuada a los futuros individuos de la
sociedad. El abordaje de la autoestima en los niños, debe de ser desde la
infancia, ya que en la medida que esta sea apropiada, va a propiciarles menos
conflictos y frustraciones en la adultez.
Si tenemos una buena autoestima nos sentimos mejor con nosotros y con los
demás. Por lo tanto, en el seno de un
hogar armonioso, con valores, que se respete la diferencia individual y fomente las
capacidades de cada uno, permitirá un desarrollo de una autoestima sana en cada uno de sus integrantes.
Para poder fomentar autoestima en los
demás debemos comenzar por nosotros, saber que todos tenemos algo bueno de lo
cual podemos estar orgulloso, librarnos de conceptos negativos hacia nuestra
persona, saber que todo somos importantes, no juzgarnos y no permitir que nos
humillen. Pensar que los obstáculos son retos para crecer, que merecemos ser
feliz.
Por último, que el proceso de autoestima en las personas
no se aprecia directamente, pero se realizan inferencias y se elaboran
criterios sobre ella a partir de la expresión conductual del sujeto y favorece
la competencia en la vida.
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