Naturaleza de las emociones.
Las emociones aparecen debido a las condiciones creadas por nuestra mente confusa. Nuestra consciencia fundamental, que en el momento presente se encuentra en un estado de total ignorancia, proyecta a partir de sí la idea de un mundo experimentado por medio de los cinco sentidos, los cinco órganos de los sentidos y sus relaciones activas con los objetos externos. Debido a nuestros hábitos previos, la mente proyecta imágenes que considera separadas de ella misma. Entonces, éstas se convierten en formas que actúan como objetos para la vista, sonidos para el oído, y así sucesivamente. La presencia de estos objetos aparentemente independientes hace que la mente se perturbe, permitiendo la aparición de las emociones. Por ejemplo, cuando nuestros ojos ven una forma, la cosa no se queda ahí: inmediatamente reaccionamos frente a ella. Cuando la forma nos parece agradable, nos sentimos atraídos. Si la encontramos desagradable o repulsiva, la rechazamos y queremos alejarnos. Lo mismo aplica a toda la información sensorial, es decir, a todo lo que oímos, olemos, probamos o tocamos.
Las reacciones antes descritas reciben el nombre de los tres venenos. A ellas se adicionan la reacción de considerar nuestra experiencia como predominante (orgullo) y la de juzgar nuestra posición en relación con el objeto percibido (envidia, celos). Estos son los cinco venenos. La palabra veneno se utiliza porque estas reacciones envenenan nuestra mente y evitan la aparición de su sabiduría intrínseca.
Al leer las instrucciones de Chagme Rinpoche, tal como las expresa Lama Gendun, debemos entender cada palabra que utiliza para referirse a las cinco emociones en su sentido más amplio. Si no lo hacemos nos resultará imposible aprehender el significado profundo de sus enseñanzas.
Cada vez que los órganos de los sentidos entran en funcionamiento deberíamos mirar directamente la esencia real de lo que está sucediendo. Gradualmente llegaremos a ver que el objeto que estamos percibiendo no es más que la mente trabajando. El objeto es la mente, no se diferencia de ella y, por lo tanto, no hay necesidad de crear ninguna dualidad artificial manteniendo una distinción clara entre sujeto y objeto. Si miramos la esencia de esta carencia de dualidad, la verdadera naturaleza del objeto y de la mente que lo percibe, descubriremos la esencia misma de la mente.
Esta percepción de la esencia de la mente tiene lugar cuando todos los pensamientos previos se han detenido y el siguiente pensamiento aún no ha aparecido. La mente se encuentra en el presente espontáneo, su propia realidad. Es la mente la que ve su propia esencia y es a esto a lo que le damos el nombre de sabiduría primordial. Su presencia, entonces, aclara las emociones atómicamente. Es como encender una vela en un cuarto oscuro: tan pronto como la luz se hace presente, la oscuridad desaparece por sí sola. En forma similar, el simple hecho de que la sabiduría esté en la mente hace que las emociones se desvanezcan por completo.
Si tenemos éxito en meditar así, en ese mismo instante veremos la sabiduría inherente a cada emoción y, por ende, nos liberamos de su aspecto negativo. Esto es lo que se conoce como la aparición y la liberación simultánea de las emociones. Cada uno de los cinco venenos se reconoce como una de las cinco sabidurías. Sí, por el contrario, no logramos ver el aspecto de sabiduría del evento que está teniendo lugar en la mente, una vez más quedamos atrapados en la dualidad. Seguimos el pensamiento, nos dejamos influenciar por él y empezamos a reaccionar ante el objeto aceptándolo o rechazándolo, hasta que la mente queda invadida por la confusión y las emociones y terminamos teniendo que experimentar el sufrimiento que sigue.
Dice en el texto que si renunciamos a los cinco venenos será imposible encontrar la sabiduría. La actividad de las emociones es la actividad de la mente. Cada emoción que aparece no es más que la mente misma en acción y, por lo tanto, si rechazamos las emociones estamos rechazando, al mismo tiempo, la mente. Sólo a través de su actividad descubrimos la actividad de la sabiduría y, entonces, al rechazar la actividad emocional de la mente, rechazamos la posibilidad de encontrar su actividad de sabiduría. Esto nunca nos llevará a realizar la realidad última de la mente.
Componentes de las emociones.
La emoción tiene dos componentes: uno es la sensación subjetiva que sentimos en nuestro interior. El otro componente es la manifestación externa de la emoción. A veces es posible separar los dos componentes, por ejemplo, un actor puede simular todas las manifestaciones de una emoción sin realmente sentirla. Eso indica que estos dos aspectos de la emoción pueden residir en regiones separadas del sistema nervioso.
Primeramente, el sistema nervioso debe determinar cuál es la emoción adecuada en cada caso. Esto lo realiza, al menos en parte, una estructura llamada amígdala cerebral. La corteza cerebral envía una copia de la información sensorial que recibe a la amígdala, y esta decide si el estímulo es amenazador, y si se debe responder a él con agresividad o miedo. Los animales que tienen lesionada la amígdala cerebral se vuelven mansos porque pierden toda la agresividad, y tampoco son capaces de mostrar miedo ante estímulos que normalmente les asustarían. Parece que en la amígdala se originan las emociones del miedo y la furia, pero no las emociones agradables, como la alegría o la felicidad. En dónde se originan estas no se conoce.
Una vez que la amígdala ha decidido que el estímulo requiere una respuesta de miedo o rabia, envía señales a otros lugares del cerebro para poner en marcha los distintos componentes de estas emociones. Por un lado, envía señales a la corteza cerebral para desencadenar la emoción subjetiva interna, y por otro lado desencadena la expresión externa de la misma. Supongamos que vamos por una calle de noche y vemos una sombra detrás de una esquina. Inmediatamente se acelera el corazón, la respiración se convierte en un jadeo, y un sudor frío nos cubre la piel. El vello se eriza y se nos pone la “carne de gallina” y sentimos un nudo en el estómago. Si lo consideramos detenidamente, muchos de estos cambios resultan lógicos para enfrentarse a una amenaza: el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria permite aportar más oxígeno a los músculos, en el caso de que haya que hacer un esfuerzo, como salir corriendo. El sudor permite eliminar el exceso de calor que se producirá con ese esfuerzo. El erizamiento del pelo no tiene mucha utilidad en humanos, pero en animales con pelaje tupido les hace parecer más grandes, lo que puede atemorizar a un posible enemigo.
En el interior del cerebro, lo que ha sucedido es que la corteza visual ha enviado la imagen de la sombra a la amígdala, esta ha decidido que representa una posible amenaza, y a su vez ha enviado la orden al hipotálamo para que ponga en marcha todo el sistema de emergencia ante un peligro
Como surgen las emociones.
Existen varias teorías para explicar la génesis de las emociones. Entre ellas enumeraremos las más conocidas:
A) Teoría de la respuesta periférica: Unos sucesos provocan gestos y la persona asocia estos gestos a una emoción. Hoy se conoce esta teoría como la hipótesis de la retroalimentación facial.
B) Teoría de la activación inespecífica: Los sucesos evocan al mismo tiempo sentimientos, conducta y reacciones fisiológicas de manera inespecífica. La distinción de las emociones depende de lo aprendido.
C) Hoy se opta por una síntesis, cuyo proceso sería:
- Las reacciones físicas a las emociones son específicas.
- Las respuestas físicas a las emociones aportan urgencia a la experiencia emocional.
- Las expresiones faciales muestran lo que la gente siente y puede originar que las personas experimenten una emoción.
- La corteza desempeña una función central en la determinación de lo que los individuos sienten.
Es esta última teoría se asocia la retroalimentación facial y la distinción de esas emociones dependerá del aprendizaje que se haga sobre ellas.
Teoría que explican las emociones.
No hay un tema que, a pesar de su enorme influjo en la vida ordinaria, presente un mayor número de opiniones e hipótesis científicas no sólo distintas, sino las más de las veces contrarias. Tal vez esto sea debido a tres motivos:
a) La oscuridad que la afectividad presenta a la razón,
b) La complejidad que el tema envuelve en sí mismo,
c) La pluralidad de enfoques con que se lo puede analizar.
En efecto, por una parte, la afectividad parece accesible a cualquier ser humano, en tanto que este es capaz de experimentar una gama muy variada de sentimientos (placer, dolor, odio, amor, ira, esperanza, etc.); por otra, pocas realidades, como la afectividad, son tan complejas y difíciles de explicar. ¿Cuál es su origen? ¿En qué consiste? ¿Qué función desempeña en la vida humana, en particular en el desarrollo de la racionalidad? Son sólo algunas de las preguntas que surgen al examinar el mundo afectivo.
Ya en la vida cotidiana descubrimos el carácter accesible y, al mismo tiempo, problemático de los fenómenos afectivos. Para ello, basta considerar las dificultades propias de la descripción de los sentimientos o la diversidad de palabras que el lenguaje corriente usa para denominarlos. Pasión, sentimiento, emoción, afecto, estado de ánimo... son términos que se utilizan aveces como sinónimos, por ejemplo, cuando se habla de la ira como pasión, como emoción, o como estado de ánimo. Otras veces —es el caso del dolor y del placer— el impedimento para describirlos es mayor aún, como se observa en el hecho de que para aludir a ellos se empleen indistintamente los términos de sensación y sentimiento. No cabe sorprenderse, pues, de que algunos filósofos hayan juzgado los nombres con que designamos los fenómenos afectivos como palabras carentes de significado por falta de una referencia firme y concreta.
En 1880, William James formuló la primera teoría moderna de la emoción; casi al mismo tiempo un psicólogo danés, Carls Lange, llegó a las mismas conclusiones. Según la teoría de James-Lange, los estímulos provocan cambios fisiológicos en nuestro cuerpo y las emociones son resultados de ellos.
La teoría de Cannon-Board, propuso que las emociones y las respuestas corporales ocurren simultáneamente, no una después de la otra. Esto señala un aspecto muy importante: lo que ve (escucha o en todo caso percibe) desempeña un papel importante en la determinación de la experiencia emocional que tiene.
Aspectos fisiológicos de las emociones
Las emociones van siempre acompañadas de reacciones somáticas. Son muchas las reacciones somáticas que presenta el organismo, pero las más importantes son:
-Las alteraciones en la circulación.
-Los cambios respiratorios.
-Las secreciones glandulares
El encargado de regular los aspectos fisiológicos de las emociones es el Sistema Nervioso. El sistema nervioso autónomo acelera y desacelera los órganos a través del simpático y para-simpático; la corteza cerebral puede ejercer una gran influencia inhibitoria de las reacciones fisiológicas; de este modo algunas personas con entrenamiento logran dominar estas reacciones y llegan a mostrar un auto control casi perfecto.
El detector de mentiras es una máquina de detectar si el sujeto falsea las respuestas. Este aparato intenta medir las reacciones Fisiológicas en el ritmo cardíaco y respiratorio, así como la tensión sanguínea.
Las emociones van acompañadas de diversas expresiones del cuerpo, existen una serie de reacciones emocionales que pueden ser llamadas sociales, porque en la producción de las mismas intervienen personas o situaciones sociales. Estas emociones sociales son:
Cólera: se produce por la frustración de no obtener lo que necesitamos o deseamos.
Temor: se produce como reacción ante la llegada rápida, intensa e inesperada de una situación que perturba nuestra costumbre.
Emociones agradables: existen una serie de emociones sociales que tienen el carácter de ser agradables y liberadoras de tensión y excitación en las personas. Estas son: gozo, júbilo, amor y risa.
Los estados emocionales, es decir, los sentimientos dependen tanto de la actividad fisiológica, como del estado cognitivo del sujeto ante tal activación.
Frustraciones y conflictos.
La frustración se produce cuando aparece una barrera o interferencia invencible en la consecución de una meta o motivación.
La frustración y los conflictos son un quehacer ordinario de nuestras vidas. Ellos no sólo interactúan entre sí, sino que viene hacer una de las fuentes más importantes del comportamiento humano. Y de tal modo, que la manera como el individuo los resuelva, dependerá, en gran medida su salud mental.
En primer lugar, tenemos las frustraciones de origen externo, que pueden ser "físicas", como la imposibilidad de encender el carro antes de salir del trabajo, y "sociales", como la falta de dinero para llevar a una fiesta a una amiga, o las negativas de la misma a acompañarnos.
En segundo lugar, tenemos frustraciones de origen interno: que son, entre otras, la inadaptación emocional y la falta de tolerancia a las mismas. De este modo el logro y el fracaso, así como la dependencia e independencia, son las principales fuentes internas de frustración y de acción.
La repetición de la frustración tiende a desarrollar la distancia entre su causa y la reacción; y puede llegar el momento en que se ha perdido la noción del origen de la frustración.
Ira y agresión.
Se define ira como una emoción caracterizada por un alto nivel de actividad del sistema nervioso simpático y por fuertes sentimientos de desagrado, desencadenados por un agravio, real o imaginario. La agresión de define como conducta encaminada a herir.
La ira suele ir acompañada de un impulso de venganza, que se expresa en agresión, pero la ira y la agresión no siempre van unidas. La ira puede suscitar una conducta irritable, retraída, deprimida o constructiva, la conducta agresiva puede ser desencadenada por estados diferentes de ira.
Sigmund Freud creía que las personas nacen con instintos asesinos y destructivos. Freud creía también que, si no se permitía a las personas liberar estos impulsos, se acumulaban, y con el tiempo se desbordaban en inesperada violencia.
Konrad Lorenz, etólogo austriaco, piensa que las personas nacen con instintos agresivos, al igual que otros animales. Los instintos agresivos son, en general, de índole adaptativa: ayudan a los animales a sobrevivir, a defender su territorio y a proteger a sus crías. Por otra parte, los animales peligrosos también heredan inhibiciones contra miembros de su propia especie.
Lorenz cree que, en tiempos remotos, los hombres primitivos eran muy poco eficaces para destruir, por lo cual no necesitaban desarrollar elaboradas inhibiciones.
Después inventaron armas, y desde entonces han sido las bestias con mayor poder de destrucción, pero por desgracia, no tener inhibiciones innatas contra la agresión mutua
Placer, gozo y felicidad.
"El placer es físico, fisiológico. El placer es la cosa más superficial de la vida; es un estímulo. Puede ser sensual, puede ser de otros sentidos, puede convertirse en una obsesión por la comida, pero está anclado en el cuerpo. El cuerpo es tu periferia, tu circunferencia; no es tu centro. Y, al vivir en la circunferencia se vive a merced de todo tipo de cosas que van ocurriendo a tu alrededor.
La persona que busca placer sigue a merced de los accidentes. Es como las olas en el océano: están a merced de los vientos. Cuando llegan los vientos fuertes, allí están; cuando desaparecen los vientos, ellas desaparecen. No tienen una existencia independiente; son dependientes, y cualquier cosa que sea dependiente de otra trae esclavitud. El placer es dependiente del otro.
Si estás buscando dinero y poder, entonces dependerás del dinero y el poder.
Un día vas detrás de un hombre o una mujer, y al día siguiente estás tratando de encontrar una excusa para librarte del otro. La misma persona, ¡nada ha cambiado! ¿Qué ha sucedido entre tanto? Te has aburrido con el otro, porque todo el placer estaba en conocer lo nuevo. Ahora el otro ya no es novedoso; te has familiarizado con el territorio del otro. Te has familiarizado con el cuerpo del otro, las curvas del cuerpo, la sensación del cuerpo. Ahora la mente está buscando algo nuevo. La mente siempre está buscando algo nuevo. Es así como la mente te mantiene siempre atado a algo en el futuro. Te mantiene esperando, pero nunca entrega los bienes; no puede. Sólo puede crear nuevas esperanzas, nuevos deseos.
El placer te mantiene en un estado neurótico, de inquietud, siempre atormentado. Hay tantos deseos, y cada deseo es insaciable, demanda atención.
La felicidad es psicológica, el placer es fisiológico. La felicidad es algo un poquito mejor, un poco más refinada, un poco más elevada, pero no muy diferente del placer. Se puede decir que el placer es una clase más baja de felicidad y la felicidad una clase un poco más elevada de placer: dos caras de la misma moneda. El placer es un poco primitivo, animal; la felicidad es un poco más educada, un poco más humana, pero es el mismo juego desempeñado en el mundo de la mente. No estás tan preocupado por las sensaciones fisiológicas; estás mucho más preocupado por las sensaciones psicológicas, pero, básicamente las dos no son diferentes; de ahí que Buda no haya mencionado cuatro palabras, el sólo ha hablado de dos.
La tercera es el gozo; el gozo es espiritual. Es algo diferente, totalmente diferente del placer, de la felicidad. No tiene nada que ver con el otro; es interior. No depende de las circunstancias; es tuyo propio. No es un estímulo producido por las cosas; es un estado de paz, de silencio, un estado meditativo. Es espiritual. Pero Buda tampoco ha hablado del gozo, porque todavía hay una cosa que va más allá del gozo.
El placer es momentáneo, temporal, un pasatiempo; la dicha no es temporal, carece de tiempo. El placer comienza y termina; la dicha permanece para siempre. El placer llega y se va; la dicha no llega nunca ni se va nunca; ya está en lo más profundo de tu ser. El placer se tiene que arrebatar al otro; te conviertes, bien en un mendigo o en un ladrón. La dicha te convierte en un maestro. La dicha no es algo que te inventas, sino algo que descubres. La dicha es tu naturaleza más profunda. Ha estado allí desde el mismo comienzo, sólo que tú no la has visto, no la has apreciado. Tú no miras hacia dentro. Allí está la única miseria del hombre: él sigue mirando hacia fuera, busca e investiga. Y no puedes encontrarlo afuera porque no está allí".
La persona que busca placer sigue a merced de los accidentes. Es como las olas en el océano: están a merced de los vientos. Cuando llegan los vientos fuertes, allí están; cuando desaparecen los vientos, ellas desaparecen. No tienen una existencia independiente; son dependientes, y cualquier cosa que sea dependiente de otra trae esclavitud. El placer es dependiente del otro.
Si estás buscando dinero y poder, entonces dependerás del dinero y el poder.
Un día vas detrás de un hombre o una mujer, y al día siguiente estás tratando de encontrar una excusa para librarte del otro. La misma persona, ¡nada ha cambiado! ¿Qué ha sucedido entre tanto? Te has aburrido con el otro, porque todo el placer estaba en conocer lo nuevo. Ahora el otro ya no es novedoso; te has familiarizado con el territorio del otro. Te has familiarizado con el cuerpo del otro, las curvas del cuerpo, la sensación del cuerpo. Ahora la mente está buscando algo nuevo. La mente siempre está buscando algo nuevo. Es así como la mente te mantiene siempre atado a algo en el futuro. Te mantiene esperando, pero nunca entrega los bienes; no puede. Sólo puede crear nuevas esperanzas, nuevos deseos.
El placer te mantiene en un estado neurótico, de inquietud, siempre atormentado. Hay tantos deseos, y cada deseo es insaciable, demanda atención.
La felicidad es psicológica, el placer es fisiológico. La felicidad es algo un poquito mejor, un poco más refinada, un poco más elevada, pero no muy diferente del placer. Se puede decir que el placer es una clase más baja de felicidad y la felicidad una clase un poco más elevada de placer: dos caras de la misma moneda. El placer es un poco primitivo, animal; la felicidad es un poco más educada, un poco más humana, pero es el mismo juego desempeñado en el mundo de la mente. No estás tan preocupado por las sensaciones fisiológicas; estás mucho más preocupado por las sensaciones psicológicas, pero, básicamente las dos no son diferentes; de ahí que Buda no haya mencionado cuatro palabras, el sólo ha hablado de dos.
La tercera es el gozo; el gozo es espiritual. Es algo diferente, totalmente diferente del placer, de la felicidad. No tiene nada que ver con el otro; es interior. No depende de las circunstancias; es tuyo propio. No es un estímulo producido por las cosas; es un estado de paz, de silencio, un estado meditativo. Es espiritual. Pero Buda tampoco ha hablado del gozo, porque todavía hay una cosa que va más allá del gozo.
El placer es momentáneo, temporal, un pasatiempo; la dicha no es temporal, carece de tiempo. El placer comienza y termina; la dicha permanece para siempre. El placer llega y se va; la dicha no llega nunca ni se va nunca; ya está en lo más profundo de tu ser. El placer se tiene que arrebatar al otro; te conviertes, bien en un mendigo o en un ladrón. La dicha te convierte en un maestro. La dicha no es algo que te inventas, sino algo que descubres. La dicha es tu naturaleza más profunda. Ha estado allí desde el mismo comienzo, sólo que tú no la has visto, no la has apreciado. Tú no miras hacia dentro. Allí está la única miseria del hombre: él sigue mirando hacia fuera, busca e investiga. Y no puedes encontrarlo afuera porque no está allí".
Ansiedad.
La ansiedad es una respuesta emocional o conjunto de respuestas que engloba: aspectos subjetivos o cognitivos de carácter displacentero, aspectos corporales o fisiológicos caracterizados por un alto grado de activación del sistema periférico, aspectos observables o motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos (Tobal, M. 1996).
La ansiedad tiene una función muy importante relacionada con la supervivencia, junto con el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad. En la actualidad se estima que un 20.5% o más de la población mundial sufre de algún trastorno de ansiedad, generalmente sin saberlo
Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el sistema adrenérgico. Por ejemplo, cuando el organismo considera necesario alimentarse, este sistema entra en funcionamiento y libera señales de alerta a todo el sistema nervioso central. Cuando se detecta una fuente de alimento para la cual se requiere actividad física, se disparan los mecanismos que liberan adrenalina, y se fuerza a todo el organismo a aportar energías de reserva para la consecución de una fuente energética muy superior a la que se está invirtiendo para conseguirla y que normalizará los valores que han disparado esa "alerta amarilla". En esos momentos el organismo, gracias a la adrenalina, pasa a un estado de "alerta roja".
El sistema dopaminérgico también se activa cuando el organismo considera que va a perder un bien preciado. En esta situación, el organismo entra en alerta amarilla ante la posibilidad de la existencia de una amenaza, que no es lo mismo que cuando la amenaza pasa a ser real, pues en ese caso lo que se libera es adrenalina.
Desde este punto de vista, la ansiedad se considera una señal positiva, de salud, que ayuda en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción frente a determinadas situaciones que tengan su cadena de sucesos de forma correlativa: alerta amarilla, alerta roja y consecución del objetivo. Si la cadena se rompe en algún momento y esas situaciones se presentan con asiduidad, entonces el organismo corre el riesgo de intoxicarse por dopaminas o por otras catecolaminas. Esas situaciones ayudan al organismo a resolver peligros o problemas puntuales de la vida cotidiana.
Base fisiológica de la ansiedad.
Las emociones han sido denominadas respuestas de pelea o escape. Los mismos cambios fisiológicos que suministran energía intensifican las experiencias emocionales. Las reacciones físicas como temblar, sonrojarse, palidecer, sudar, respirar de manera agitada y sentirse mareado le dan a las emociones una cualidad de urgencia y poder. La ansiedad es una respuesta natural, que se desata de manera automática en nuestro organismo, con el objetivo de protegernos de algo que es percibido como un peligro. Nuestro sistema nervioso posee dos circuitos diferentes: El sistema nervioso simpático (SNS) y el sistema nervioso Parasimpático (SNP) . Mientras el primero es el responsable de activar nuestro cuerpo y prepararlo para la acción huida, el sistema parasimpático es el encargado de restaurar el estado normal. El SNS funciona a todo o nada, por lo tanto cuando se activa nunca lo hace por determinada zona en el cuerpo, sino que activa absolutamente todos los circuitos.
Las emociones han sido denominadas respuestas de pelea o escape. Los mismos cambios fisiológicos que suministran energía intensifican las experiencias emocionales. Las reacciones físicas como temblar, sonrojarse, palidecer, sudar, respirar de manera agitada y sentirse mareado le dan a las emociones una cualidad de urgencia y poder. La ansiedad es una respuesta natural, que se desata de manera automática en nuestro organismo, con el objetivo de protegernos de algo que es percibido como un peligro. Nuestro sistema nervioso posee dos circuitos diferentes: El sistema nervioso simpático (SNS) y el sistema nervioso Parasimpático (SNP) . Mientras el primero es el responsable de activar nuestro cuerpo y prepararlo para la acción huida, el sistema parasimpático es el encargado de restaurar el estado normal. El SNS funciona a todo o nada, por lo tanto cuando se activa nunca lo hace por determinada zona en el cuerpo, sino que activa absolutamente todos los circuitos.
Las Glándulas suprarrenales liberan en la sangre las hormonas adrenalina y noradrelalina. Estas incrementan el ritmo cardiaco y realizan cambios fisiológicos que luego analizaremos paso a paso. Es por ello que la ansiedad tiene una variedad muy heterogénea de síntomas. Temblores en extremidades, visión de puntitos luminosos, taquicardia, mareos, nauseas, sensación de irrealidad, sudoración fría etc. Este proceso de activación dura muy poco tiempo, inclusive cuando haya pasado la situación percibida como peligrosa. Por eso, tal vez luego de una situación así, podemos sentirnos agresivos o demasiado enérgicos. Es el resultado de la adrenalina y noradrelalina que aun circulan en nuestra sangre.
Enfrentándose a la ansiedad.
La ansiedad es un sentimiento humano normal que todos experimentamos cuando nos enfrentamos con situaciones que consideramos difíciles o que suponen una amenaza.
La ansiedad se ha convertido en la enfermedad mental de moda de nuestra sociedad y de este siglo ya que la vida frenética que llevamos, el estrés y los problemas personales y económicos nos llevan a una calle sin salida que finalmente, provocan un malestar generalizado difícil de controlar. Reconocer la ansiedad es imprescindible para aprender a superarla en un momento de crisis que puede surgir en tu casa, en la calle, en un restaurante, en el trabajo, en un viaje e incluso de forma continuada como estado habitual. Esta famosa patología no conoce de sexo, edad ni raza así que puede ser tu enemiga en algún momento de tu vida, por eso, aprende cómo superarla sin miedo.
Cuando la ansiedad se imponga en tu vida y te encuentres en la incesante necesidad de controlarla, te aconsejamos que apliques algunos consejos que son caseros y naturales y que no sólo son baratos y fáciles, sino que además, los productos naturales son menos perjudiciales que los fármacos y las drogas que, una vez pasado su efecto, provocan una serie de problemas mayores. La ansiedad se ha convertido en un trastorno mental de moda de nuestra sociedad provocada por la vida frenética que llevamos, el estrés y los problemas personales y económicos a los que nos enfrentamos diariamente.
Los problemas económicos, el estrés laboral, las ganas de hacer en el día todo lo que podríamos hacer en dos y el ambiente ansioso generalizado se ha convertido en la principal forma de vida de la mayoría de nuestra sociedad. Nos encontramos ante una enfermedad mental de moda como la ansiedad que está invadiendo la vida de las personas de manera invasiva y se hace casi urgente aprender a controlarla a tiempo. Este trastorno es fácil de adquirir y difícil de desechar pero si sigues algunos consejos podrás sobrevivir con ella y no sufrir, a nivel físico, sus consecuencias.
Con frecuencia llamamos a este sentimiento estrés, pero este término puede resultar confuso ya que la misma palabra puede ser utilizada para hacer mención a dos cosas diferentes; por una parte a las cosas que nos ponen nerviosos y por otra a nuestra reacción ante ellas. Por esta razón no emplearemos el término estrés en este folleto.
Cuando nuestra ansiedad es el resultado de un problema más o menos prolongado, como puede ser la presencia de dificultades económicas, lo llamamos preocupación. Si es una respuesta repentina ante una amenaza inmediata o un peligro inminente como puede ser el mirar desde lo alto de un precipicio o el enfrentarse a un perro rabioso lo llamamos miedo.
Consecuencias de la ansiedad.
Las fronteras entre las causas, los síntomas y las consecuencias tanto del estrés como de la ansiedad son ciertamente difusas. Algunos profesionales de la medicina en general y la psicología y psiquiatría en particular prefieren referirse a ambas palabras como sinónimos. En cualquier caso, las consecuencias que puede presentar la ansiedad, al igual que las del estrés, pueden variar en función del tiempo e intensidad de los síntomas, así como la predisposición o no del afectado aceptar que tiene un problema y a acudir a un especialista para ser tratado. Si el individuo se niega a reconocer que sufre dicho problema o prefiere restarle importancia, a la larga las consecuencias pueden ser devastadoras tanto física como psicológicamente.
Por lo tanto, es primordial enfrentarse a la ansiedad antes de que esta adopte tintes nefastos. Frecuentemente en etapas de ansiedad, el individuo suele rechazar el consejo de los amigos, familiares y seres más cercanos cuando es justo la reacción a la que sería deseada. La ansiedad no controlada a tiempo y tratada por un especialista puede acabar desembocando en un trastorno depresivo. Los cuadros clínicos de la ansiedad y de la depresión se solapan en una gran parte de los casos, y de hecho tres de cada cuatro casos de depresión presentan también síntomas de ansiedad. El individuo puede empezar por presentar pérdida del apetito, empezarse a mostrar reacio a la actividad y a salir fuera de casa, escaso apetito sexual o cambios bruscos de humor y pronto puede verse inmerso en una depresión como consecuencia última de no haber tratado su estrés y ansiedad a tiempo.
Y luego hacer un resumen donde contemple las ideas principales del tema y colgarlo como archivo
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