Por:
María Miguelina Ramos Beltre
Maria Del Carmen Martinez Santelises
En
el sistema familiar se aprende a cultivar actitudes de cercanía, humanidad y
empatía, donde cada uno de sus miembros deben ser motivados a demostrar sus energías internas que le permita moverse,
transformando y actuando de manera
diferente en cada uno de sus miembros, para
que a la vez desarrollen una actitud de aceptación con calidez,
sensibilidad, calma y apertura del corazón; solo cuando el sistema familiar
interrelaciona lo espiritual, lo físico, lo emocional, lo intelectual y lo
social puede asegurar un verdadero desarrollo personal a cada uno de sus
miembros que lo ayudaran a ser más activos en todo su diario vivir.
Por lo que, podemos afirmar que una buena comunicación con los miembros de la
familia es fundamental para fomentar la confianza y proporcionar la unión
familiar, para con ello estrechar lazos y ayudar a equilibrar los momentos difíciles y conflictos
ocasionales.
De igual manera hay que tomar en cuenta como
influye el contexto en el funcionamiento y desarrollo de cada uno de los miembros de la familia
como sistema. Es importante que la familia tenga bien claro, cuáles son sus funciones como sistema de apoyo en el
desarrollo de la identidad personal y la
autonomía de sus miembros.
En consecuencia, todo esto implica reconocer
el proceso de estructuración, organización
y crecimiento familiar que le permite a cada
miembro poder insertarse de manera efectiva en la cotidianidad, viendo cada
proceso de acuerdo a sus posibilidades,
ya que solo tendrán sentido si se han trabajando de manera efectiva desde la
niñez. Por tal razón su desarrollo personal dependerá de la solidez que este
obtuvo en su entorno familiar.
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